Pbro. Dr. Julio César Saucedo T.

Arquidiócesis de México

Comentario al Evangelio

La solemnidad de hoy nos muestra cómo Dios se deja encontrar por aquellos que lo buscan con sinceridad. El ejemplo nos es dado en los Magos de Oriente, caracterizados como personas sabias, y el evangelio nos dice por qué: ellos se ponen en camino dejando sus seguridades para encontrar la verdad.

La estrella: el deseo.

La palabra estrella proviene del latín sidus, que alude a su vez a desiderium (deseo). El deseo es algo interno que atrae, impulsa a moverse. En la Sagrada Escritura, el deseo es imagen de algo necesario y vital como el encuentro con Dios: “como busca la sierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti Dios mío” (Sal 41). Este salto cualitativo de la Biblia nos muestra que entre todos los deseos hay uno que une al Creador con su creatura, que más adelante en la teología se llamará desiderium naturale videndi Deum (deseo natural de ver a Dios), que se refiere a la orientación del hombre hacia Dios, su apertura, dinámica y tendencia.

La humildad de pedir

Los Magos también nos ayudan a entender que, si queremos buscar verdaderamente, debemos tener la humildad de interrogar. Si pretendemos saberlo todo, si no tenemos esa humildad para pedir ayuda, difícilmente se podrá avanzar en la búsqueda de la verdad.

Encontrar y contemplar

Los Magos son conducidos hacia Belén, que significa la Casa del Pan. La tradición comenta que los magos fueron tres por los dones que ofrecen: oro, porque el niño es verdadero Rey; incienso, en el que se reconoce su divinidad, y mirra, que alude a su muerte. Se puede decir que, esta Solemnidad de la Epifanía nos ayuda a huir de un cierto esquema infantil de la Navidad; pues mientras el ser humano nace para vivir, el Hijo de Dios ha asumido nuestra naturaleza humana para morir.

Cambiar de camino

Sabiendo que, la intención de Herodes no era la de adorar al recién nacido, sino la de matarlo, los magos son advertidos para no regresar. Esto es bastante interesante, porque si hay un camino que es el equivocado, se debe de tener el suficiente valor para no volverlo a tomar. Una anécdota de las personas que se dedican al campo consiste en que si un caballo se cae en su camino por algún hoyo, si vuelve a pasar por ahí en una segunda y tercera ocasión, no volverá a caer; en cambio, nosotros como seres humanos caemos una y otra vez.

Retomemos, aquel deseo inscrito en nosotros y busquemos a quien es la Verdad, para corregir nuestros caminos y emprender nuevas decisiones que nos ayuden a vivir nuestra dignidad de hijos e hijas de un mismo Padre.

"Hemos venido a adorarlo"

Mt 2,1-12