Pbro. Dr. Julio César Saucedo T.

Arquidiócesis de México

Comentario al Evangelio

El texto del evangelio dominical nos presenta a un hombre que ya ha pasado la etapa de la juventud. Podríamos decir que nos encontramos con una persona que ya ha forjado su propio camino y ahora está deseoso de aquella palabra que lo motive en su camino religioso: “¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”.

Jesús inicia su respuesta con una gran pedagogía: en primer lugar, remite al Padre como la fuente de todo bien, citando Dt 6,4-5. Después, retoma aquellas palabras del Decálogo que conciernen a la relación con el prójimo (Ex 20,1-17): «no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no cometerás fraude, honra a tu padre y a tu madre».

El mismo texto hace que pensemos en los mandamientos que faltan y que cuidan la relación con Dios, especialmente el primero: «Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón». Sin embargo, en las cinco acciones que le pedirá Jesús (ve, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, luego ven y sígueme) hace que comprendamos que en realidad no se cumplía totalmente el primero: no amaba a Dios sobre todas las cosas, yéndose molesto (frunció el ceño) y triste.

De este encuentro, derivan tres enseñanzas:

a) La primera de ellas es sobre el valor de las riquezas. «Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas». El problema no está en las riquezas, sino en el apego y la falsa seguridad que suscitan. Podríamos decir bajo este texto: no se puede amar a Dios cuando has hecho de las riquezas tu idolatría. Cuando esto sucede, la recta razón queda oscurecida y no hay la posibilidad de compartir con el hermano.

b) El segundo momento corresponde al dicho de Jesús: “Es más fácil que pase un camello en el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos”. Algunas personas “estudiosas” sobre este texto, han tratado de endulzarlo con una cierta lógica, diciendo que la palabra que debería estar colocada en griego es “kamilos” que, significa cuerda o soga; de modo que, el dicho correspondería a lo siguiente: «es más fácil que una cuerda o soga pase por el ojo de una aguja que, un rico». Sin embargo, la palabra original en griego es «Kamelos» que significa Camello; dando como resultado que, este dicho de Jesús es hiperbólico, es decir que se exagera la imagen para denotar, en este caso, la imposibilidad para acceder al reino de los cielos. Sin embargo, manifiesta tácitamente una verdad: «lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios».

c) La última enseñanza se gesta bajo la intervención de Pedro: qué pasa con quien lo ha dejado todo en el seguimiento de Jesús. Podríamos inferir que, la renuncia y el seguimiento entran en todo un proceso, en el que poco a poco, lo material se hace relativo y la comunión con el Padre en su Hijo por el Espíritu, se hace único.

"Es más fácil que entre un camello"

Mc 10,17-30