Pbro. Lic. Adrián Tapia

Diócesis de Xochimilco

Comentario al Evangelio

"Delante de tus ojos tañeré para ti"

Hoy la Palabra de Dios nos propone meditar un pasaje central del ministerio de Jesús y de sus discípulos, en especial en la vida de Pedro, y de cada uno de nosotros. La pregunta que hace Jesús a sus discípulos nos habla de relación y de misión.

1ª lectura del libro de Isaías 22, 19-23

En este oráculo (mensaje de Dios importante) de hoy, bajo el simbolismo de las llaves, este oráculo lo que dice es que Dios dará un padre para el pueblo y en sus manos estarán las llaves del reino de David; era el hombre de confianza que necesitaba Ezequías en aquellos momentos, quien fue un rey reformador a diferencia del mayordomo Sobna que era ambicioso y corrupto. Con las llaves se cierra, se abre y quien tiene las llaves, debe saber que es el administrador de Dios y que además no tiene derecho a coartar libertades ni a permitir miserias.

2ª Lectura de la carta a los Romanos 11,33-36

Con este himno, Pablo concluye la parte doctrinal de la carta a los Romanos, y deja en manos del misterio de Dios, de su divina sabiduría, el destino de su pueblo por el que siente una cierta fascinación. Conjuntamente a lo mencionado, es menester exponer que encontrarse con Dios es “un misterio” y además una gracia. Por lo tanto nadie puede exigirle algo, porque nadie le ha dado nada a Dios al contrario, todo lo hemos recibido de Él. Y en su designio está que todos los pueblos han sido llamados a la salvación porque Señor lo quiere así.

3ª Lectura: Mateo 16, 13-20

El texto evangélico que nos presenta este domingo XXI ha sido motivo de controversia entre la teología católica y la teología protestante, por este motivo si ponemos el enfoque en esto pudiéramos perder el verdadero sentido que estas santas palabras nos quieren transmitir. La Iglesia, pues, no se fundamenta sobre la doctrina, sino sobre la fe de Pedro, que es un misterio de confianza en la palabra de Jesús, quien nos ha revelado la salvación de Dios. Ni el mismo Pedro sería nada sin la confesión de su fe en Cristo e Hijo de Dios (con todo lo que ello implica), ni la Iglesia tendría sentido sin el Cristo e Hijo de Dios confesado por Pedro. Pedro, por ello, no está situado por encima de la Iglesia, sino que recibe esa misión y lleva a cabo ese servicio en el seno de la misma comunidad a la que sirve con la confesión de su fe.

Simón recibe un nombre nuevo Petros, porque ha hecho una confesión decisiva y fundamental sobre la que ha de construirse (petra) la Iglesia. Estas palabras, pues, significan que Pedro ha de ser el defensor de la Iglesia contra todas las asechanzas a las que está y estará sometida.

De la misma manera, pues, la metáfora de “atar y desatar” se ha de interpretar en este tenor de defensa de la comunidad, del nuevo pueblo, de la Iglesia.

Concluimos dejando en claro, que los seguidores de Jesús que aceptamos el evangelio tenemos como “roca” de salvación la confesión de fe que hace Pedro. Pero no es la confesión de un hombre solitario y cargado de responsabilidad personal para “atar y desatar”, porque tiene las “llaves” del Reino de los cielos. Es la confesión de una Iglesia a la que él representa. Porque la salvación de cada uno de los cristianos o de cualquier hombre o mujer, no dependen de Pedro tampoco, sino de la gracia y la misericordia de Dios, revelada en Jesucristo, y a quien Pedro confiesa.

Pidamos al Señor, que hoy también nos sintamos cuestionados por Jesús en nuestra relación con Él y la misión que desarrollaremos en nuestra vida diaria. Y con San Pedro reafirmemos nuestra fe en Él: ¡Tú eres el Mesías el Hijo de Dios vivo!