Pbro. Dr. Manuel Valeriano Antonio

Diócesis de Xochimilco

Comentario al Evangelio

"Señor, sálvame"

A la luz de la palabra de Dios de este Domingo, comparto cinco ideas que pueden alimentar nuestra vida humana y cristiana

1.- La pequeña barca representa la vida y la historia de cada uno de nosotros que en diversas ocasiones es sacudida por el dolor, el sufrimiento, la desolación. Situaciones adversas que a veces se vuelven sistemáticas nos hacen descubrir que también nuestra barca es zarandeada, porque el viento es contrario.

2.- Los vientos contrarios pueden generar en nosotros miedo. Éste es algo humano, pero como una especie de arma de doble filo porque el miedo nos puede impulsar a desafiar los vientos contrarios, o bien como leemos en el texto, a paralizarnos y a ver en la realidad cosas que no existen. Fruto del miedo es que los discípulos confunden a Jesús con un fantasma. Un ejemplo de esto último que hemos señalado es el hombre celoso o la mujer celosa; así es, una persona celosa concatena acciones, emociones, relaciones que no existen. Por lo tanto, el reto es superar nuestros grandes o pequeños miedos y no dejar que éstos desvirtúen la realidad.

3.- Pedro se da cuenta que no se trata de un fantasma, sino de Jesús; y le dice: “Señor si eres tú, mándame ir hacia ti caminando sobre el agua”. Jesús accede a la petición y aquí encontramos el núcleo de todo el Evangelio: mientras Pedro centró su mirada en Jesús, no obstante que el viento era contrario, camino seguro; pero, una vez que Pedro deja de mirar a Jesús y centra su mirada en la fuerza de los vientos, comenzó a hundirse. ¡Gran enseñanza! En la medida en que cada uno de nosotros centre su mirada en Jesús no obstante las grandes o pequeñas dificultades de la vida podemos caminar seguros, pero en cuanto centremos nuestra mirada solamente las dificultades y en los problemas comenzaremos a hundirnos.

4.- Pedro se hunde y Jesús le tiende la mano para rescatado. Una de las experiencias más bellas de la vida es el encontrar a alguien que verdaderamente nos tiende la mano para salvarnos. Hoy, por diversas circunstancias y en no pocas ocasiones, la mano se usa para dañar, lastimar, señalar, no para ayudar

5.- El texto termina con una experiencia por demás extraordinaria: los vientos se calmaron. Si la pequeña barca representa la vida y la historia de cada uno de nosotros sacudida, como hemos dicho, por adversidades, entonces podemos descubrir que no hay problemas para siempre. El domingo pasado Pedro nos mostró que el ser humano es capaz de eternizar los momentos más significativos, hoy el evangelio nos recuerda que no podemos eternizar las adversidades. Tenemos dos caminos: o eternizamos la belleza de la vida o eternizamos nuestras incertidumbres