Pbro. Lic. Marcos Rodríguez Hernández
Diócesis de Xochimilco
Comentario al Evangelio
Pablo en la segunda lectura habla sobre la actitud cristiana frente a la vida. Entre la primera frase: la vida es corta, y la última, este mundo que pasa es pasajero, Pablo recomienda una actitud para afrontar la vida.
Las primeras generaciones cristianas están convencidas efectivamente de que lo que nos rodea en la vida cotidiana es lo que Dios quiere; es un medio, un instrumento para obtener bienes superiores. Por eso la actitud que propone Pablo es la de vivir como si no; lo que está en nuestra vida, nos lleva a algo mejor: si eso nos produce Felicidad, el bien eterno será mucho más pleno.
Por eso la ciudad de Nínive recibe la predicación de Jonás, porque está perdida, tiene lo necesario, pero no tiene a Dios. De hecho, es una ciudad pagana, no es parte del pueblo elegido de Dios, pero el mensaje de Jonás es recibido. Hay un cambio en su mentalidad, que hace que, desde el Rey hasta el último de los animales, se ponga ceniza.
Al iniciar el evangelio, Marcos coloca el inicio del ministerio público de Jesús con esta misma invitación: conviértanse. Eso es lo que significa la palabra: un cambio de mentalidad. Un convencimiento de que lo que vivimos no satisface nuestra vida personal.
Es un eco de lo que hace ocho días escuchábamos del mismo Jesús: ¿Qué buscan? La pregunta nos encamina a mirar si en nuestra vida estamos viviendo la verdadera felicidad o estamos envueltos en las cosas pasajeras, en nuestro trabajo, en nuestros problemas, en nuestra “felicidad” que solo nos da un efímero bienestar.
A la par de la llamada de Jesús a abrir la mente al cambio; se encuentra la invitación a seguirlo. Ahí están de nuevo los 4 primeros discípulos, en su vida ordinaria, como pescadores, haciendo lo que les corresponde, pero quizás esa llamada de Jesús caló en su corazón de tal manera, que dejaron todo, para seguirlo, para ser pescadores de hombres.
Esa es la dinámica que debemos tener al vivir este tiempo ordinario, buscar y mirar con otros ojos nuestra vida, nuestros acontecimientos, con los ojos del evangelio. Sólo en las enseñanzas de Jesús, podremos llegar a ese programa de vida que nos propone Pablo, ver todo como instrumento que nos lleva a la verdadera Felicidad.
En el S. II encontramos un escrito anónimo, una carta dirigida a un tal Diogneto; dicha carta es una apología sobre el cristianismo. En ella leemos: Así que los cristianos tienen su morada en el mundo, y aun así no son del mundo. El alma que es invisible es guardada en el cuerpo que es visible; así los cristianos son reconocidos como parte del mundo, y, pese a ello, su religión permanece invisible. Así debemos seguir nosotros, frente al mundo, nuestra actitud es vivir conforme al evangelio.
Dos cosas más: hoy celebramos el domingo de la palabra de Dios, jornada para valorar la impotancia de la Sagrada Escritura y cuyo lema este año es “Permanezcer en la palabra” que mejor forma de llevar adelante el seguimiento de Jesús a través de la misma Palabra que se nos regala y podemos meditar durante la semana.
También nos encontramos en el octavario de oración por la unidad de los cristianos, que tiene como lema: “Amarás al Señor tu Dios... y al prójimo como a ti mismo;. Que mejor testimonio de unidad podemos dar los seguidores de Cristo si no es impregnar nuestras obras en el amor que Dios nos tiene y que podemos ofrecer a los demás.
Que estos dos acontecimientos, animen nuestra fe para realmente mirar y obtener los bienes eternos.